viernes, 22 de julio de 2011

Barco hecho con 12.500 botellas de plástico cruzó el Océano Pacífico luego de 128 días de viaje

El Plastiki salió de California el pasado 21 de marzo y llegó a Sidney tras recorrer 18.520 kilómetros. El propósito de esta travesía fue denunciar la contaminación de los océanos

Sidney (EFE). El Plastiki , un singular barco construido con 12.500 botellas de plástico recicladas, llegó hoy a su destino final en el puerto de Sidney tras más de 125 días de viaje desde EE.UU. para denunciar la contaminación de los océanos.
El catamarán de 20 metros de eslora salió de San Francisco el 21 de marzo y ha recibido la atención de medio mundo a través de los 18.520 kilómetros de viaje realizados.
David de Rothchild, el más joven de la dinastía de banqueros, millonario y aventurero británico de 31 años, ha liderado la expedición con un equipo de otras cinco personas que fue escoltada a su llegada a puerto por una enorme flotilla de pequeñas embarcaciones.
“Ha sido muy impresionante, estamos muy emocionados”, dijo al llegar Rothchild, que durante la travesía difundió su intención de alertar sobre la necesidad de proteger el medio ambiente a través de Internet y conferencias vía satélite.
“Es necesario diseminar un mensaje positivo. Cuando se habla de medio ambiente se habla únicamente de carbón y de energía, pero son conceptos etéreos, no utilizamos el carbón para nada”, aseguró en una de estas entrevistas el sábado.
Según dijo, el plástico tiene un enorme impacto en la naturaleza mientras que, en cambio, el carbón es un recurso que los ciudadanos no huelen, ni tocan, ni lo tienen en sus manos y “no es algo que esté en nuestras vidas”.
Para crear conciencia sobre el problema que crean estos residuos el aventurero hizo construir en el 2006 un catamarán inspirado en el Kon-Tiki, que en 1947 cruzó el Pacífico con el noruego Thor Heyerdahl al mando.
Para este proyecto se desarrolló un nuevo material llamado Seretex hecho de monopolímero reforzado totalmente reciclable, mientras que los restos de las botellas se unieron con una cola orgánica hecha a base de anacardos y caña de azúcar.
Rothchild cree que estas nuevas sustancias no solo tienen aplicación en el mundo real sino que demuestran que el plástico puede tener una vida después de ser consumidos por vez primera.
“Nos han dicho que el plástico es barato, que no tiene valor, que no es tóxico, que es fácil de usar, que lo podemos tirar porque podemos hacer más. Pero la realidad es que no es barato, es tóxico, tiene valor y utiliza muchos recursos”, dijo.
Rothchild propuso cambiar el tipo de plástico que se produce para crear objetos con una única substancia en lugar de mezclarlas, de forma que su reciclaje sea más fácil.
El Plastiki quedará amarrado frente al Museo Marítimo de Sidney durante un mes y medio, tiempo que este multimillonario con formación en medicina natural utilizará para dar conferencias sobre su experiencia en escuelas y universidades australianas.
El Programa de las Naciones Unidas por el Medio Ambiente estima que en medio del Océano Pacífico hay un área llamada “El parche de Basura del Gran Pacífico” que contiene unos 100 millones de toneladas de plástico.

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